Al ser tutores virtuales debemos
estar preparados para poder hacer frente a situaciones que en algunos casos
puede que no resulten agradables. Al igual que en un aula “real”, con la que,
de momento, estamos más familiarizados, en el aula virtual podemos encontrarnos
con alumnos muy variopintos, como también hemos visto en la actividad 2.2.
Contamos con la ventaja de ser docentes y estar acostumbrados a lidiar con
situaciones de todo tipo en las aulas, pero creo que es útil saber gestionar
también los problemas que puedan surgir en el entorno virtual, ya que existen
importantes diferencias: el alumnado y, sobre todo, el tipo de comunicación, a distancia,
condiciona en mi opinión la resolución de estas situaciones; no contamos con la
comunicación no verbal que acompaña a una comunicación presencial y el contexto
entre emisor y receptor no es compartido. Todo ello puede propiciar que se
generen malentendidos o que los mensajes se interpreten de forma equívoca, lo
cual no contribuye a que se solucionen los problemas. Tendremos que ser
conscientes de esto y saber utilizar las herramientas de que disponemos para
poder dar la mejor solución a los problemas que surjan.
En cuanto a la rúbrica, me parece
un documento muy importante, puesto que permite que tanto profesor como alumno
concreten los criterios de evaluación y calificación. Al profesor le puede
servir de ayuda para ser más objetivo y también para agilizar su tarea; al
estudiante, conocerla de forma previa le sirve para saber qué se espera de él,
lo que le permitirá centrar mejor los objetivos de su tarea, planificarse y
saber cuáles son los aspectos importantes y accesorios. Creo que es un
documento importante que se puede utilizar para evaluar tareas concretas, que requieran
cierta complejidad, ya que en tareas sencillas los aspectos que se van a
evaluar están más claros. También es importante para que el alumno conozca en
general lo que se espera que haga en el curso. A continuación podéis ver un ejemplo de la rúbrica que yo he hecho: